La gente dejó de pensar, los líderes se volvieron ambiciosos al grado que su gente ya no les importó en lo más mínimo. Las parejas comenzaban a casarse con mucha prisa, querían esclavizarse de alguna manera (seguramente alguien les habría vendido esa idea). Luego todos comenzaron a procrear sin razón o amor alguno. El fin y los medios eran lo de menos, sólo importaba destruirse.
La televisión se vio invadida de anuncios, productos y programas basura que atrofiaban la mente humana a una velocidad mayor que la de la luz. Los medios de comunicación se vieron invadidos de pornografía y estupidez, los encabezados se anunciaban con sangre. La radio ofrecía melodías absurdas y sin sentido. El pensamiento humano peligraba.
En cuestión de días todos se vieron en una sociedad llena de hipocresía y máscaras, nadie salía de sus casas sin sus respectivas armaduras. Estar fuera de moda: El mayor pecado. Ser diferente: Motivo de fusilamiento.
Los gobiernos se discutían el mejor spot publicitario y a las mejores modelos para la cama, mientras que sus elecciones sólo eran acuerdos de cafetería.
Los colegios comenzaron a ser lugares de adiestramiento, sus slogans rezaban: “Tráiganos a su Niño y se lo Entregamos Bien Educado” Las personas se rebajaron a perros. Todas las escuelas eran centros de prostitución y encarcelamiento; mientras que las cárceles se hacían excelentes comercios de droga y armas.
De pronto, en algún lugar, alguien pudo observar el colapso que la humanidad había sufrido en este pequeño espacio. Confundido y lleno de miedo salió a las calles, todos lo veían de una manera extraña, él era diferente para el resto de la sociedad; regresó a casa y telefoneó a sus amigos, se dio cuenta que algunos ya eran víctimas de aquel monstruo, pero la mayoría de ellos (firmes como siempre) seguían ahí, intactos y confundidos; acordaron verse al día siguiente, el punto de reunión sería la calle de costumbre.
Comenzaron a llegar uno a uno (así como se ensambla un rompecabezas) y la llegada de uno alegraba a los otros, podían ver que no estaban solos, sin embargo entre más se agrupaban más los observaba la gente, pues ninguno de ellos iba vestido con ropa fluorescente, ni llevaba los cabellos parados, sus compañeras no iban semidesnudas ni con zapatos de plataforma de medio metro, sino vestidas a su gusto, lo cual a la demás gente le parecía extraño. Una vez reunido todo el grupo se dirigieron a la casa de uno de ellos y estando ahí analizaron lo que sucedía, finalmente llegaron a la conclusión de que una nueva ley había sido escrita: Estaba prohibido pensar
Las lecturas eran condenadas a la hoguera, el ser uno mismo y poder cuestionar implicaba ser distinto. El fin del mundo estaba cerca.
Uno de ellos sugirió algo muy interesante: Crear otro mundo, una nueva sociedad, sin discriminación, ni guerras, nada de corrupción o racismo; una sociedad civilizada. Y en su nuevo mundo podrían recibir a todos aquellos que fuesen diferentes o que estuvieran hartos de vivir en la mediocridad. En el lugar que ellos crearían, todo podría ser cuestionable, leer sería fuente de sabiduría, el tiempo no se marcaría por horas, ni el saber por números, el ser uno mismo no sería mal visto.
No tardaron mucho en realizar su idea, el procedimiento era simple, sólo tenían que salir a las calles con el pensamiento de frente, siendo ellos, cuestionándolo todo y sugiriendo nuevas alternativas.
En menos de una semana los Simios construyeron la nueva casa de estos sujetos, sugiriendo así que sería prudente aislar cualquier forma de pensamiento y razón, todo aquello que pueda orillarlos a cuestionar.
Fue así como los hoy tan conocidos y famosos manicomios nacieron. Y todos los genios que habitan en ellos están ahí dentro por una sencilla y simple razón: No quieren volverse locos.
