2 de noviembre de 2016

Hace tres años y hoy... haciendo un nuevo ridículo.

"En Lima y en Asunción,
Madrid y en Barcelona,
Buenos Aires y New York
No hallaré socio mejor 
Ni músico más persona 
Ni escudero más jodón 
Que… que don 
Que… que don
Que don Panchito Varona
¡Que don Panchito Varona!
Más de cien palabras, más de cien motivos 
Para no cortarse de un tajo las venas
Más de cien pupilas donde vernos vivos
Más de cien mentiras que valen la pena."

J.Sabina




Esta foto cumple hoy 3 años, y más allá de las letras, es lo más cerca que voy a poder estar en esta vida no sólo del Maestro Sabina, sino también de Cernuda, Vallejo, Prado, Aute, Serrat, y tantos otros. El concierto fue un 2 de Noviembre, en Oaxaca, y fui porque Mario Soto (El Inge) me invitó (también él tomó la foto), aquella fue una noche surrealista, no por los muertos, sino por los vivos, la Cadenita  de Carmen nunca estuvo tan a la altura de Corre Dijo La Tortuga… Y si no hubiese sido por la tía Colombiana aquella hubiera sido una noche de faldas. Un mes y un día después, el 3 de diciembre, yo estaría en la TAPO, otra vez, por tercera vez, con maletas y guitarra.

Era (o soy, no lo tengo muy claro) un perdedor. Tengo la teoría de que las cucarachas que hay en el DF (CDMX para los manceristas –y chinguen a su madre chaqueteros–) son las cucarachas que vienen de Oaxaca a morirse aquí. Las cucarachas de Oaxaca son brillosas, vuelan y son rápidas, las del DF son opacas, grises, no logran volar y en realidad son lentas. Tenía meses de haber cumplido los 28 y ya sabía  en dónde quería morirme, en mi ciudad “invivible pero insustituible” Porque las metas, los sueños, se reducían a un no lo logré, ¿y a quién puede importarle más que a mí? Pero quería ser un fracasado en el lugar que mejor me sentía, con la gente que sentía más cercana, ya no más teatro, ya no más camaritas, encontrar un trabajo y escribir de vez en cuando, era hora de ser realista. Realmente encontré dos, uno donde escaneaba planos y otro donde se hacían anuncios espectaculares y fachadas, el segundo más jodido que el primero, los otros: desde cantar en camiones hasta vender libros nadie los contaría como trabajos. Hasta que un día terminé en una entrevista para dar clases de teatro (otra vez) pero ahora en primaria (y con lo que me gustan los duendes de dientes puntiagudos y uñitas afiladas), me quedé, curiosamente saliendo de esa entrevista me enteraría que ese mismo día me iban a correr de la empresa donde se hacían anuncios.

¿Y no que ya no ibas a hacer nada que tuviera que ver con el teatro? Los duendes me dejaron ver (con su magia macabra) que no soy tan malo en el oficio un día había elegido: Hacer mentiras escénicas y escritas.  Además La Jefa me había enseñado cómo dar una clase, y Alejandra Islas, en la Anahuac, a tener confianza en cómo darla, por ella recuperé la seguridad.

Yo ya había decidido que moriría en el DF, con trabajitos y escribiendo cosas que nadie leería, o que con suerte, como ha venido pasando, sólo se publicarían en Argentina y España, nunca en México ¿derechos de autor? El humor negro a su máxima expresión. 

Hay gente que un día despierta y decide que quiere casarse, o tener hijos, o aventarse del bungie, o en paracaídas, yo un día desperté y decidí que a pesar de estar viejo me metería a estudiar: pedagogía. No haría teatro pero intentaría formarme (académicamente  ¡puag!) en el área que (curiosamente) me había dado de comer más de una vez. Me quedé en la UPN.

Apenas entré en Agosto, dos días antes de cumplir 31, y jamás, pero jamás, en serio jamás, hubiera imaginado que mi ridiculez de querer estudiar a esta edad iba a cambiar tanto mi vida. Hay cosas que no me esperaba, pero que supongo era lógico que pasaran, mi falta de sentido común me da capacidad de asombro, lo malo es que uno se abruma muy fácil.  

Estar empezando una carrera con más de treinta y contando no está padre, parece que vivir al revés es una constante en mí.  No sé hasta dónde llegue, espero acabar, en realidad para ser un fracasado creo que no lo he hecho tan mal estos meses, pero sino fuera porque más de uno, inesperadamente,  me ha echado un cable yo no estaría escribiendo esto.


Hace tres años estaba tomándome un tequila con un amigo después de haber escuchado a Sabina cambiar la letra de Peces de Ciudad, con un boleto de ida y un final muy claro. Hoy estoy en la Universidad Pedagógica Nacional (¡en su unidad central!), ni yo me la acabo de creer, es una locura que me está y me va a costar, ya vi, algo más que desveladas, de las mejores y peores cosas que pude haber hecho en estos momentos. No hay certezas, sólo asombros, cosas que uno creía entender y de pronto no se sabe qué pasa, ahora más que nunca puedo citar a Benedetti “resumiendo estoy jodido y radiante quizá más lo primero que lo segundo y también viceversa.” Sólo sé que me siento como no me sentía desde hace años, y que me gusta (a pesar de no dormir como antes), veamos, en una semana o en cuatro años, en qué acaba este salto en paracaídas, ojalá los dioses permitan que se abra cuando deba de abrirse. Sino, igual, ya estoy licenciado en saltos mortales que terminan, ya sabe, dejando todo salpicado

30 de octubre de 2016

TRES FORMAS DE CÓMO PUEDE ESCRIBIRSE UN ENSAYO



INSTRUCTIVO 1

Tenga suficientes condones a la mano, tequila, cigarros, y una mujer hermosa desnuda a su lado, de preferencia tendida en el colchón, dispuesta a follar en cualquier momento y a soportar los trances de mal humor por los que pasará mientras usted intenta escribir, mismos lapsos que calmará con sexo y tequila.

El tequila y los cigarros son importantes, pero no tanto como la mujer. El tema y la bibliografía son lo de menos, pero la mujer (hermosa y desnuda) debe ser buena amante. Cuando las letras dejen de fluir vaya y folle. El  texto saldrá, se lo juro, y sino ¿qué importa? Usted estuvo cogiendo con una mujer hermosa, fumando y bebiendo ¿qué mierda importa un intrascendente ensayo? Uno más, tan malo como tantos otros. Procure practicar diferentes posiciones. Si el ensayo sale, no olvide poner dedicatoria, con nombre falso claro (hay que jugar al caballero de vez en cuando),  y la sugestiva referencia de que sin ella (desnuda y cogiendo) no hubiera podido terminar. Fin




INSTRUCTIVO 2

Tenga café y cigarros, asegúrese de haber leído toda la puta bibliografía días antes, vuélvala a leer e inténtela comprender, si lo logra olvídela.

Abra el procesador de textos, tenga el tema presente todo el tiempo, haga caso a las sombras bibliográficas, esas son las que valen la pena; normalmente son las que no entendió (ni entenderá). 

Conozca, entre otras, la citación Europea, Chicago, y APA (sí, la puta APA) aunque no la entienda y todos la entiendan como se les antoje, o peor, según interpretaron la última edición. Cuando vaya en la segunda hoja dese cuenta que no tiene idea de cómo citar, vaya y pregunte,  googlee. Quedará igual de confundido, continué escribiendo. 

Redacte y borre, redacte, lea y borre, redacte, relea y borre nuevamente. Guarde, siempre guarde, guarde todo el tiempo, si por azares del destino o benevolencia divina usted logra escribir dos renglones que valgan la pena y no ha guardado seguro que ahí fallará el ordenador, el  programa se pasmará y la computadora se apagará o hasta se incendiará, perderá su ensayo y posiblemente su disco duro, por eso siempre guarde, a cada segundo, a cada palabra. Borre, y redacte. 

Vuelva a repasar su bibliografía, las notas hechas al margen. ¿De quién será ese número que anoto ahí? ¿O se lo anotaron? Intente llamar, si contesta un hombre cuelgue y bloquee el número, no vaya a ser… 

Redacte, intente escribir. ¿No le sale? Vaya, nuevamente, a los libros de quienes sí saben y pueden escribir, trate de robarles alguna idea para continuar (o empezar), su talento para escribir ensayos es tan escaso que igual no se notará, seguro que jode la idea del autor (que si sabía redactar algo más que ensayos). 

Resígnese y escriba lo que su pequeña cabeza le permita, no olvide citar, en realidad las citas lo sacarán a flote, recuerde: tiene café y cigarros, tómelo cargado y fume a cada párrafo.

Después de que crea que ha escrito diez cuartillas relea y dese cuenta que apenas lleva una ¿vale la pena? Mejor no se haga esa pregunta y déjela ahí, guarde.

Seguramente los cigarros se ha terminado y el café se ha enfriado, pero es como el sexo, no importa que sea con amor, tómeselo y  ponga más. Escriba, borre, llore, prenda otro cigarro, vaya por el café caliente, no hay amor, ni sexo, ni ensayo, seamos sinceros, eso que ha escrito no puede llamársele ensayo, recuerde a Paz y siéntase miserable, quémese la lengua en el primer sorbo y continúe escribiendo, inténtelo al menos. 

Relea, borre, escriba, relea, borre, borre, escriba, deje de borrar y resígnese ¿Ha armado  un rompecabezas de mil piezas pequeñas? Si no, lástima, ahora le vendría bien haberlo hecho, hilvane las partes,  cite (de la forma que pueda) y ponga parches.

Relea, ya no borre, revise la ortografía y ponga más citas. Lo que sea que tenga está bien ¿en verdad cree que alguien lo va a leer? Vaya por más café, luego meta interlineado doble y una fuente lo suficientemente noble para que parezca que ha escrito más de tres folios. Prenda un cigarro, puede llorar, seguro que el café se enfrío  nuevamente.




INSTRUCTIVO 3

No hay forma de salir vivo, búrlese de la muerte y escriba, es un acto suicida, no importa que tan bien lo haga, no saldrá vivo, quiero decir, no sabe escribir pero igual déjese la sangre ahí. ¿Citas? Sólo con mujeres,  si hay tiempo quedaran para el final, será una burla linda, tierna, igual que las mujeres.

Ensayo, teatro, poesía, cartas, un jodido whats, al final son letras, hay que construir calles con grafos, no hay más, de preferencia no las pavimente mucho, la urbanidad no cabe en las letras, deje la calle empedrada o en terracería, o vaya al extremo y marque con confusas flechas de colores la dirección de una calle inexistente. Si alguien llega a leerlo lo mejor que puede pasar no es que lo entiendan sino que le recuerden “por algo”, atrévase a ser lo suficientemente malo.

Sin café y cigarros es imposible escribir, quizá logre redactar su nombre, pero no más. Tiene que estar abrumado, a punto de vomitar a gritos, cállese y escriba, fume, maldiga, blasfeme, borre, reescriba, maldiga nuevamente, frústrese y escriba otra vez. 

Título, inicio o introducción, cuerpo, conclusiones, cuidar todo el tiempo el estilo ¿es enserio? Está escribiendo, no operando. Cáguese en la racionalidad y saque aquello. No importa sino queda, darse cuenta del fracaso es siempre reconfortante, abráselo y deje las letras a un lado, o, si en verdad tiene ganas de arrojarse a las vías del metro permita que sea el fracaso quien escriba, dele café, mucho café, y por ningún motivo le cuente los cigarros, el fracaso escribe bien si se le escucha, no lo menosprecie, acompáñelo de soledad, ya verá.


28 de octubre de 2016

VAYA NOCAUT

No hay culpas, casi he logrado convencerme
No hubo vuelta atrás
Aún te debo la esquela y un poco más
Mucho más…

Dejaste los trazos hechos
Las intenciones de cada palabra
Me enseñaste la foniatría para la vida

Tu testamento será ilegible para las mayorías
Siempre tan elitista.

Y aunque tenías más cicatrices
Que cualquier guerrero que se precie de serlo
La vanidad nunca te permitió que soldados y civiles
Te vieran herido
Antes el maquillaje o la máscara
Que mostrar la sangre a cualquiera.

Te juro, maestro, que no hay culpas
Casi he logrado convencerme
Pero si tú no te hubieras quebrado
Yo no me habría jubilado
Si hubieras aguantado un poco más…
Sólo unos pasos más…
De esos que sólo tú sabías dar
Quién sabe
Quizá era el tiempo que ellos necesitaban para lograrlo

Por eso que bueno que te doblaste
Seguro que sin proponértelo así
¿O lo habrás planeado todos?
¡Bailando tango con la muerte!
Que cabrón

Fue con ese último golpe
Que les ganaste para siempre
Vaya nocaut el de tu muerte. 


12 de octubre de 2016

CARTA DE ALRLEQUÍN A PIERROT

Basado en un texto de Rodrigo Solis
Para Mario Luna


¿Y si te dijera mi querido Pierrot que el reloj sigue su curso?
Que Colombina no te ha extrañado, la he sabido consolar...

Que la vela prende sola, y la noche que no tiene ganas
Tomo la cajita de cerillos y enciendo un recuerdo más.

Si te dijera querido amigo que nunca me importó que te fueras
Que nunca me importó que no llamaras  
Que nunca me importó el verte o no verte
Y que la indiferencia era parte del telón que nos cobijó.

Dime, si te dijera hermano, que el día que te vi en la cama del hospital
Estúpidamente inmóvil, ultrajado por tantas sondas
Divagando con tu mira sedada, aferrado a la vida
No me dio pena por ti, ni por mi, ni por tu madre.

Y que al darte la espalda no lloré, que incluso reí
Y que al salir respiré con tantas ganas  que casi me atraganto te tanto aire
De éste aire, éste, éste jodido y puto aire,  no el de tu respirador.

Que después fui a la iglesia y le di gracias a Dios por mi vida, por mi salud
Al mismo Dios que te hizo eso,  y que nunca renegué de él...

Es más, si te dijera, si te confesara, si te jurara
Que en cierto modo me alegró verte ahí, inmóvil
Casi muerto, a un paso de la tumba
Así ya no llegarías nunca tarde a los ensayos
Ni cambiarías al teatro por tu novia
Ni me dejarías plantado en tantos proyectos.
Y ya no perderíamos el tiempo hablando de musas y putas
Tocando la guitarra o leyendo poesía.

Si te dijera Pierrot que eres el ser más estúpido
Por llorar y mover el reloj
Y llorar, y mover el reloj
Y llorar otra vez y luego correr...

Si te dijera mi amigo
Que perdiste el personaje  al quedarte  enfermo en una vida tan bella
Que perdiste la pose al quedar tan torcido,  con tanta mueca
Que nadie diría que hiciste teatro.

Si te dijera hermano, que mi vida sigue igual que antes
Que no me cambió en nada verte ahí tendido a punto de dejarnos
Que sigo siendo el mismo tonto melancólico  
El mismo pretenso dramaturgo, el mismo idealista
Sigo siendo el mismo...

Es más, vamos a agregar que  el mundo
Mi mundo, nuestro mundo aún se mueve
Y que Arlequín sonrió con otro Pierrot
Con otro amigo,  con otro hermano
Que seguimos haciendo La Muerte Alegre  
Que la pena a nadie detiene
Que cuando le dije a todos los que te conocían cómo estabas
Ninguno lloró.

Si te dijera, si te susurrara en tu agónico oído  
Si te gritara: que eres un pésimo músico y peor actor
Y un muy mal amigo.

Dime Pierrot, mi amigo, mi hermano  
Si te dijera todo esto en serio
¿Dejarías esa cama, dejarías esos tubos?
¿Si dijera en verdad todo esto, te levantarías, resucitarías?
Por que si sí, enserio te lo digo, en verdad te lo escribo
Pero dime qué puta madres hago
Para que a tus diecisiete años  no te mueras, así no...
¿Dime qué decir, qué escribir?
En el libreto original la muerte venia por mí, no por ti.
No te mueras, así no
No te quedes ahí, levántate, por favor
Mueve algo más que los putos ojos y el dedo gordo del pie
Levántate cabrón
Que la función aún no ha terminado
Te aprendiste todo el dialogo como para que la vida venga y te joda la obra
Levante, por favor, no cedas al mutis
Los aplausos te están esperando.







HAY HERIDAS QUE TIENEN NOMBRE

La conocí hoy
Es linda, ya saben, una chica guapa
Guapa convencional
De hecho, confieso, tenía unas piernas de infarto.
Fresa agradable
Mejor digamos: tolerable. 
Para no exagerar
Quiere ser actriz famosa, es guapa
(y en realidad está que se cae de buena) sin duda lo logrará

Platicamos… eso creo
Argos, Bellas Artes, Azteca, Telerisa
La misma mierda con vestuarios diferentes
De esto y de aquello, qué se yo

Finge bien
Y aunque me quedo más con su mímica
Para ser una diva, su plática resultó muy amena
Casi, hasta puedo decir, inteligente
Y todo hubiera quedado ahí
En una bonita casualidad
Pero yo, para no romper la costumbre de ser un tarado
               - ¿...y cómo te llamas?
                   - Ana
¡Cincuenta mil veces mierda!
Sino salí corriendo es porque estábamos en set y grabando
En realidad no había hacia dónde correr
        - ¿Y esa cara, por qué te pones así?
Sonrisita de idiota y excusas inentendibles

Sí, soy un trauma con manos
Supongo que hay cosas, imágenes, recuerdos
Heridas que tienen nombre
Que nunca superaré
Mejor huir y reír que quedarse a averiguar si las Anas
Son todas como aquella Wonder Woman
Llamémosle, no cobardía, ni idiotez
Sino supervivencia
Sí, ya se lo que es.



27 de septiembre de 2016

COMO UNA MÁQUINA DEL TIEMPO -Firmaré la paz-

Una de las Doctoras que me da clase me recuerda horrores a una jefa que tuve: "La Jefa". Me llegó a regresar mis exámenes hasta 14 o 15 veces, porque, según ella, simplemente no estaban bien hechos, y al final, ya que quedaban con su visto bueno, los desechaba (o rompía) y aplicaba el que ella había hecho. Me enseñó a planear una clase minuto a minuto, literalmente, minuto a minutos, no exagero, de hecho, más bien, debería de decir segundo a segundo. Me enseñó a seguir y terminar un programa como una radiografía. Me dio cátedra de lo que puede ser la sofística y la demagogia aplicada a nivel Dios, en verdad, no exagero.
Y aunque esta Doctora no es tan bruja, tan macabra (dudo llegar a encontrar en esta vida a una mujer con el abanico cultural, vivencial y científico que aquella tenía y dominaba tan, tan, pero tan, tan ,tan bien) estoy más que seguro que el examen que hará mañana ésta Doctora será una masacre, estoy seguro que tendré un deja vu al ver la estructura, estoy seguro que la mayoría dejará el examen en blanco y los que nos aventuremos a contestar (iluminados por los dioses) tendremos apenas una mínima oportunidad de haber escrito bien nuestro nombre.
"La Jefa" me hizo llorar y hasta llegué a agarrarme de los antidepresivos para poder seguir y demostrarme que no era tan estúpido, que sí podía llegar a cumplir el mínimo de exigencia que esa mente demandaba... sobreviví y quiero pensar que algo logré prenderle, de verdad, hasta los Doctores más brillantes que conocí en la Anáhuac y en toda la Legión no le llegaban a su maldad y genialidad.
Lo de mañana, corrijo: lo que sucederá en unas horas, para mi será como una máquina del tiempo, una mujer tan, pero tan parecida a aquella va a disparar a quemarropa con una sonrisa en el rostro, pero ahora me tocará estar del otro lado, en una banca y con lápiz.
Esta Doctora debe de tener como setenta y tantos años, y es rebelde, irreverente y a la vez elegante, tal y como recuerdo era La Jefa, jamás volveré a verla y mucho menos a tenerla de jefa (espero) pero haber conocido a esta Doctora me deja la certeza de que aquella será así, es como un regalo que los dioses me hacen, es la oportunidad de firmar la paz no sólo conmigo, sino con el recuerdo (futuro) de aquella pero en su versión buena.
Definitivamente el destino es un maricón, y la vida una puta con humor tremendamente negro, me encanta. Simplemente me encanta.
Jugaré al osado y me presentaré al examen sin chaleco antibalas. Igual los finales son inevitables.


6 de agosto de 2016

COMIDITA EN INNGRA A PETICIÓN DEL ÁNIMO

Una vez trabajé en una empresa que hacía anuncios espectaculares y fachadas de tiendas, yo estaba en el área de Operaciones, en la oficinita había tres ingenieros, o al menos eso decían ser.  Dos que supuestamente estaban graduados como Industriales, encargados del área de Planeación;  y el otro en Logística y Transporte que era mi compañero.

El tarado que estaba encargado del área de Calidad decía ser Ingeniero Químico, tuve un problema bastante fuerte con él el día que le dije que hacían falta procesos, procedimientos, instructivos, metodología, estructura. El tipo se rió y me dijo con pose a lo Cohelo: estás mal, lo que a ti te falta es ánimo, con ánimo se resuelve todo. Los otros tres lo apoyaron, al final uno siempre es el loco que está mal, y tan mal que la dueña me mandó a llamar para hablar conmigo en relación a mi falta de ánimo.

A la semana  de aquel incidente el supuesto Ingeniero Químico organizó algo en la empresa, y la dueña, por increíble que parezca, lo autorizó de muy buena gana: todos los departamentos deberán de comer juntos al menos una vez a la semana para convivir sana y alegremente. Primero pensé: Ok, tengo que comer con el gordito que medio le mueve al google maps, no es tan malo, lo puedo superar. Luego resultó que el departamento era no sólo ese wey sino también los otros dos imbéciles.

El día llegó, fueron los de Planeación quienes propusieron: ordenemos pizza.  Como aquello era inevitable dije que sí, total, y para escapar lo más posible me ofrecí a ir por ella. Obviamente los tres preparadísimos ingenieros se rieron y dijeron que no, que la pediríamos por teléfono para que la llevaran a la empresa, me resigné y seguí trabajando.

De pronto vi a tres ingenieros tratando de ordenar una pizza, en serio, primero de forma individual y al fracasar decidieron unir fuerzas, lo intentaron por teléfono, computadora y celular, no exagero, de verdad, simplemente no lograban ordenar una pizza, que si la dirección, que si las referencias, que si esto o aquello, al final más de una pizzería les dijo que no entraban a esa zona. El show duró casi una hora, yo me estaba aguantando la risa,  sus caras de impotencia eran tremendas. ¿En serio nunca habían pedido una pizza? Los vi buscando números por internet, los vi bajando apps, los vi suplicándole por teléfono al de la pizzería, a todo eso era imposible no decirles: ánimo. Como al final ya no pude soportar la comedia salí a fumar un cigarro para reírme a gusto y proveché para ordenar la pizza por celular, regresé para seguir viendo aquella escena que de tan estúpida era imposible de creer, cuando estaban comenzando a analizar la opción de mejor ir por ella el poli de la entrada fue por mí para avisar que el repartidor ya había llegado y antes de que pudiera pedirles su parte los tres ya estaban saliendo para ver que fuera cierto.

No recuerdo una pizza como aquella, se tomaron hasta fotos, cuando el Ingeniero Ánimo fue a preguntar qué tal había salido la actividad los tres sonrieron, ninguno comentó nada, lo cual ayudo para que el ánimo agilizara mi despido.

Esos tres ingenieros son los idiotas más tiernos con los que he tenido que trabajar y con los que después de ese día llegue hasta convivir sin tanto fastidio, al final la actividad del Ánimo no fue tan mala. Por petición de los tres esa fue la única comida juntos, confieso que me hubiera agradado otra. 

9 de julio de 2016

Sobre el Palindromito

8 de Julio del 2016

 Yo quiero ser modelo

Fue el comentario que, por casualidad, le alcancé a escuchar a una niña de máximo nueve años, una niña bajita y llenita, tierna. Todo su salón se botó de la risa, una risa que retrataba perfectamente el cómo son los niños: sinceros y crueles. Luego los comentarios: ¿Modelo? Pero si tú estás gorda, estás chaparra, estas fea, estas… estas… estas…  De verdad aquello fue muy rápido, un bombardeo literalmente. Yo pensaba que los jurados o castings pueden ser crueles pero aquella masacre infantil fue una cátedra de brutalidad, una lección de lo que un grupo de lenguas educadas por los estereotipos puede hacer y deshacer. La niña aguantó estoicamente lo más que pudo, unos tres o cinco segundos, después de eso rompió en llanto, y sólo dos o tres párvulos hicieron gala de que aún tenían algo de humanos cuando en su rostro se dibujó aquella expresión tipo “ya la cagamos, pobre” Y se retiraron. El resto, dibujó una sonrisa triunfal, algo así como:  chingada madre, te estamos ahorrando muchos tropiezos y en vez de agradecernos tú te pones así, que lata contigo, no queda más que reírse de ti por ser tan boba.

No sé cuánto tiempo, pero a mí me costó reponerme de aquello que había visto, son de esas veces que los segundos se te hacen eternos, como en un accidente de carretera, donde parece que todo va en cámara lenta y en realidad es una fracción de minuto y el tiempo recobra su ritmo normal cuando ya ves la sangre o sientes el dolor. Si a mí que fui sólo un espectador ocasional me tardó en regresar el aliento supongo que aquella niña estaba en shock aún, y no sé muy bien porqué (o quizá sí) pero ahí se me fue la lengua

– ¿Modelo? ¿Y por qué no doctora, o arquitecto? ¿Por qué no piloto?

El resto de los niños volteó a verme, no se habían dado cuenta que un “adulto” había visto su circo romano, la niña, llorando me preguntó

– ¿Doctora? ¿Piloto? ¿Piloto de los que vuelan aviones?

– Sí…

– ¿Hay mujeres piloto?

– ¡Claro que sí!

– No es cierto ¿Usted conoce a alguna?

Y por meterme en lo que no me importaba me lleve el gancho al hígado. Esta es la primera vez que escribo el nombre de ella, siempre hablo de ella como la Wonder Woman, pero esta vez no.  No pude responder tan rápido como hubiera querido o como debiera, la imagen de Ana piloteando algún avión de su abuelo o de su tía me vino a la cabeza, me quedé pensando en eso.

– Sí… conozco a una.

No es cierto.

– Sí es cierto, conozco a una mujer piloto que además era modelo.

El rostro de tristeza de la niña cambió a uno de asombro con infinita incredulidad, cuando vi las  expresiones de los demás niños y niñas no estaban tan lejos del de ella. Supongo que la niña vio algo de sinceridad en mí o quiso convencerse,  quizá se engañó lo mismo que yo con Ana, pero estuvo bien, eso le bastó.

– ¡Ya vieron! Seré modelo y volaré aviones

– O puedes ser doctora…

– Y modelo…

– O…

– Y modelo.

Punto, no había más. Afortunadamente el timbre de la escuela me salvó de aquella escena, ni siquiera estaba en clase, ni siquiera recuerdo si fue el timbre para recreo o salida o para qué, pero aquello me dejó sembrado, supongo, lo que después vendría.

Sin quererlo Ana me había ayudado en algo laboral, y más que eso, incluso más que regalarme un poemario o falditas imposibles,  Ana me había ayudado a que una niña no se sintiera hecha mierda.

¿Por qué carajo las niñas quieren ser modelos?  Creo que Ana lo disfrutó lo mismo que lo sufrió, quizá una exmodelo sería una buena ponente para hablar con niñas sobre eso, en fin.

Los días pasaron y a mediados de diciembre, después de la pastorela, la Directora Académica de la primaria me pidió que montara obra con todos los grados.  Me puse a buscar y a adaptar cosas para los niños, me tardé relativamente poco en tener obra para todos los grupos, para todos menos para el grupo en el que iba la niña de la historia de arriba. Juro que busqué, y busqué y busqué, pero nada me convenció. Así que recordando aquella escena, y escuchando a José Alfredo Jiménez, y aun ensayando eso de olvidar a Ana, una madrugada empecé a bocetar aquello.

Siempre he escrito de la Ana que me inventé y otro poco de la que fue, hablar de esa (o esas) Ana(s) para niños hubiera sido como escribirles una obra del Marqués de Sade o algo a lo Bukowski, pero…  todo tiene un origen, o al menos eso dicen, también ellos, ella, yo, todos fuimos niños ¿y si hacemos hablar a la Ana niña? Si logré inventarme y creerme que llegó a quererme,  a huevo que podía inventarme lo otro, además, al igual que en muchos poemas y (pretensas) canciones ella ya me había dado la letra, toda la historia, era sólo cosa de ordenar eso.

Si va a haber Ana en una obra tiene que haber Ponys y Unicornios, y definitivamente, pero muy, muy, muy definitivamente debe de haber Cocodrilos. Y debe de hablarse (del ego) de la “dragona por antonomasia”.  Y como es una Ana chiquita deben de estar esas dos deseadas hermanas “las trillizas” que siempre soñó que eran. Pero ¿Ana? Ana no dejaba de sonarme al “vodka otra vez” Así que me fui por lo fácil: Anita. ¿Y el conflicto? Simple: ser (o no ser) un palíndromo.

La obra es un mal viaje muy personal, es lo único que he escrito de ella desde aquel último enero del 2015 en que nos vimos para que al final me pidiera no volverla a buscar jamás. Pero no exagero si digo que por esta también, como por todo lo que ha inspirado la cabrona, podría cobrarme derechos de autor, más de la mitad de la obra es ella y sus alucines, sus voces, su fantasmas y deseos que me compartió.

Dentro del salón había una niña que cuyo nombre era el color favorito de la verdadera Ana, esa niña, cuando terminamos de leer la obra por primera vez dijo: “No sólo Anita, la obra es un palíndromo. Y Anita ve todo en colores y está loca” Luego el niño que hace de Viajero: “Es que al personaje le duele, esta triste todo el tiempo y ha enloquecido por culpa de Anita, por eso cree que aprendió a viajar por el tiempo pero no lo hace, sólo se inventa todo, porque la extraña”

Y así todos y cada uno de los niños empezó a darle una lectura muy peculiar (y a darme señores madrazos) a lo que hoy quise recordarme porqué escribí.

La niña que quería ser modelo, sí, la bajita llenita, ahora quiere ser como Anita, ojala que nunca se convierta en Ana si no toda la vida no me alcanzará para perdonarme el no haberla dejado llorar a gusto aquella tarde para luego detonar, junto con aquella, esta cosa.

Hoy (bueno,  ya es de madrugada, así que ayer)  fue el último ensayo con los niños, presentan en menos de una semana, es increíble lo que ellos han hecho con esta cosa. Lo que me han dejado. Por cierto, hoy la niña que va a hacer Anita llegó bastante molesta, me dijo que su mamá había leído la obra y le dijo que la vestiría de hippie, porque obviamente  Anita era hippie. Sólo pude reírme.

Siempre me ha gustado que los chicos, para el vestuario, usen cosas que tienen en casa, nunca me ha gustado que  los padres terminen viendo la clase como otra vez tengo que comprar un vestuario tipo día de las madres o festival de primavera que sólo se usará una vez. Cuando llegamos al Cocodrilo yo lo imaginaba con ropa café, o verde o gris, no sé, a lo más una máscara mal hecha, cuando lo sugerí al niño que lo va a representar el pobre se quedó con cara de querer matarme y se le salió un sincero

– ¡No manche! Si llevo ahorrando todos mis domingos para comprarme mi traje de Cocodrilo.

Obviamente ni lo pude regañar por el regaño y ni le pude decir que no.

Ni idea de cómo les salga la obra a estos futuros púberes.


Sí, estoy estúpida e ingenuamente feliz, es decir: teatralmente contento.


17 de junio de 2016

TEMBLORES (Te extraño -fin del comunicado-)

La anterior fue una semana de temblores, soy malo improvisando,  siempre he tenido poca tolerancia a la frustración, hasta para improvisar hay que tener ciertas bases, creo, y uno tan pobre que se malacostumbra a escribirlo todo, para que al menos la peor versión de ello termine sucediendo. Pero un mapa por mal trazado que esté me da más seguridad que no llevar la peor brújula. Además entre las clases, el teatro y el video aprendí que los que suelen valer la pena son aquellos trabajos que tienen un argumento planeado, trabajado.

Dice el vocalista de Vetusta Morla que él ve los temblores como una liberación de energía, porque algo necesitaba reacomodarse. Yo sólo veo cómo todo se desmorona, cambia de forma y extraños gestos van formando ecos de risas burlonas.

Hay días en que simplemente no encuentras de dónde agarrarte, y lo único bueno son ese par de amigos y que a pesar de ser cada vez más viejo uno aún puede darse el lujo de encontrar a gente a quién extrañar, aunque al final uno sabe que eso no es nada bueno pero la ilusión de que cuando le veas, de alguna extraña o mágica forma, todo se reacomodará. ¿Qué sería de la vida sin esas mentiras?


Al final, lo único que en verdad ahí está, y no se irá pese a los temblores que pasen son estos vicios: letras, café y cigarro. Lo demás ya es ganancia.  Uno, definitivamente es muy malo en eso de ser sobreviviente. 

MARDITA (seas siempre, hermosa)

El día de hoy la primera mujer con la que hablé (sí a veces hasta hablo con personas) me platicó que para mañana quizá se disfrazaría de Wonder Woman, y juro que la risa me salió de forma natural, incluso puedo decir no es algo que haga conscientemente. Obviamente la reacción le causó extrañeza y creo que fue hasta un poco mal interpretada, digo, ni yo sé muy bien cómo o de qué tantas formas interpretar ese casi reflejo. Le platiqué brevemente sobre una Wonder Woman que me dejó hecho mierda y hace un rato le compartí el poemario para que se aburriera un rato.

El día laboral terminó rudo, con seis guarros de casi dos metros y con más de cien kilos cada uno dirigidos por dos tipos que bien podrían pasar por Legionarios de tan educados y elegantes que eran, esa forma de mandar a chingar a su madre con una linda sonrisa, tan propia y civilizada, con la que conviví por algún tiempo y que aprendí más que a respetar a admirar. ¿Cómo no irse al diablo si ellos te lo piden? Y además de buen modo y sin hacer caras.

Hace como una hora, revisando el correo me encuentro con un mail de Dunken para avisarme que otro poema ha sido seleccionado, pero ahora con la autorización también tengo que mandar pasaporte; definitivamente lo de Canadá fue un aviso…

Supongo que iniciar un día con la imagen, recuerdo y plática de la Mujer Maravilla era el perfecto anuncio para un jueves tan surrealista e interesante como el de hoy, pero uno tan torpe que no entiende nada hasta que no se lo explican con manzanas. O con gorilas y poemas.

Sé muy bien que ni por accidente ella leerá esto, no lo comparto para que lo haga, sólo para sacar un poco de este día tan extraño, tan como ella fue que donde quiera que esté seguro que seguirá tan guapa y extraña como este día.

Ella no lo sabe, pero hasta Azul ahora ha aprendido a decir su nombre y creo que ella entiende mejor que yo lo que es un palíndromo.


Yo ya sólo prendo un cigarrito y me voy a dormir, no vaya a ser que en una de esas esa cabrona se manifieste más allá del recuerdo en el azar de respirar.

EL ESCENARIO, ESE MONSTRUO CABRÓN

Era una salita pequeña, de cien butacas a lo más, era mucha locación para aquel cursito o taller. La salita estaba iluminada con luz de trabajo pero el instructor había mandado a iluminar el centro del escenario con un cenital. El instructor, discípulo de Azar (lo mejor en su currículum, o al menos lo que más le dejó), llegando bastante tarde finalmente hizo su entrada teatral por entre los pasillos, nos barrió a todos, habremos sido veintitantos. 

- ¿Quién cree en dios? ¿O en los dioses?

Fui el único tarado que alzó la mano. Creo en ambos, en ese hijo de puta que, según las sagradas escrituras, lo mismo puede ahogar a un pueblo entero que mandar a matar a su hijo por divertirse un rato; y en esas cabronas divinidades tan mundanas, tan piadosas y mezquinas.  

Bajé mi manita y él se rió. Señaló a alguno de los asistentes y lo puso de pie.

- ¿Usted  no cree en dios o en los dioses?
- No. La razón…
- Los escépticos no son buenos para el teatro. Mírelo, mírenlos…  – Sin subirse al escenario el tipo señaló la luz del cenital –  ¿Cómo no pueden creer en algo que ven, que está frente a ustedes? Ahí está, ahí está dios y ahí están los dioses.

El escenario, ese monstruo cabrón, ese dios que lo mismo puede ser tan misericordioso y que a veces no tiene piedad de quienes lo pisan. Ese espacio fuera del espacio, atemporal, que puede aniquilar o dar, a través de lo efímero, vida eterna.

No sé qué explicación física pueda dársele al escenario,  sé que mucho de la magia del medievo era en realidad ciencia incomprendida. No entiendo lo que pasa ahí arriba, sólo sé que desde abajo es evidente cuando el escenario masacra a quien no quiere y cobija a sus elegidos.

Yo no sé si dios o los dioses, algún fantasma, o alguien en verdad esté ahí habitándolo lo mismo en el obscuro que entre luces o bambalinas, pero hoy recordé aquello, y así como no entiendo las sombras que veo, los sonidos o voces que a veces llegan, pero sé que aquí están y son reales, después de años tampoco entiendo la magia que hay en ese lugar, pero sé que es real, y sé que así como los fantasmas a veces hasta se dejan grabar, el escenario es cabronamente sincero, y no acepta intrusos, no acepta a quienes no ha tocado, supongo que para ellos está el cine y la tele, pero la tabla, el telón, la escena…  La belleza de ver cobijados a quienes acepta es comparable con el terror y aburrimiento de ver a quienes desprecia.

Yo que siendo tan hereje peco en el exceso de respeto a ese terreno sagrado. Lo que sea que viva ahí arriba es eterno.  Y aunque uno normalmente prefiere salir de la sala antes que seguir viendo la masacre que el escenario hace con quienes lo pisan hoy la envidia de ver a un par de elegidos me  hizo recordar  aquello.