20 de septiembre de 2014

TANTOS NO Y ESE ADIÓS

Digamos, por decir algo
Que cambie la estrategia
No dejé de ser sincero
Contigo se fueron los te quiero.

Así comencé a buscar a las qué importa
Y sin pagar un peso
Caí en las piernas de esas que tú llamabas
“Adivina mi oficio”
Musas baratas con nalgas tan caras
(por mucho, menos costosas que tus labios)
Noches de ocasión con faldas en el piso.

No buscaba nada
Quizá, después de la primera
Sólo cama.

No buscaba curarme ¿de qué?
Si ya todo lo había escrito, todo…
Era sólo cambiar de aires
Probar otros mares.

Así descubrí que aunque saladas
Había caderas que no fingían la búsqueda de un corazón.
Ni de coña me mal entiendas
No me volví del club de los Don Juanes
Fue más bien que tus tantos no y ese adiós
Me enseñó a disfrazarme de
            Hola ¿cómo estás?
            Pobre de ti tienes razón…
Que buenas estas, ya perdonarás
Te invito otra copa, en mi habitación.

Me regalaste poesía y poemas
Y quién lo iba a decir
Todo un arsenal
Que todavía no acabo de entender cómo usar.

Jamás, ni mis sueños más eróticos
Hubiera imaginado que tantos no y ese adiós
Me regalara tantas lunas de miel
Nunca con la misma mujer
Apenas con sábanas, sal que no duele.

Noches para apenas murmurar
¿Qué importa cuál sea el nombre?
Y sin embargo, acabado el acto, ya para cerrar el telón
Pero aun con el vestuario
El mismo cuya tela tú me regalaste para hacerme este traje
Recordarte, para sonreír un gracias sin aplausos
Luego… más besos
Llámame luego

No te quiero.