6 de agosto de 2016

COMIDITA EN INNGRA A PETICIÓN DEL ÁNIMO

Una vez trabajé en una empresa que hacía anuncios espectaculares y fachadas de tiendas, yo estaba en el área de Operaciones, en la oficinita había tres ingenieros, o al menos eso decían ser.  Dos que supuestamente estaban graduados como Industriales, encargados del área de Planeación;  y el otro en Logística y Transporte que era mi compañero.

El tarado que estaba encargado del área de Calidad decía ser Ingeniero Químico, tuve un problema bastante fuerte con él el día que le dije que hacían falta procesos, procedimientos, instructivos, metodología, estructura. El tipo se rió y me dijo con pose a lo Cohelo: estás mal, lo que a ti te falta es ánimo, con ánimo se resuelve todo. Los otros tres lo apoyaron, al final uno siempre es el loco que está mal, y tan mal que la dueña me mandó a llamar para hablar conmigo en relación a mi falta de ánimo.

A la semana  de aquel incidente el supuesto Ingeniero Químico organizó algo en la empresa, y la dueña, por increíble que parezca, lo autorizó de muy buena gana: todos los departamentos deberán de comer juntos al menos una vez a la semana para convivir sana y alegremente. Primero pensé: Ok, tengo que comer con el gordito que medio le mueve al google maps, no es tan malo, lo puedo superar. Luego resultó que el departamento era no sólo ese wey sino también los otros dos imbéciles.

El día llegó, fueron los de Planeación quienes propusieron: ordenemos pizza.  Como aquello era inevitable dije que sí, total, y para escapar lo más posible me ofrecí a ir por ella. Obviamente los tres preparadísimos ingenieros se rieron y dijeron que no, que la pediríamos por teléfono para que la llevaran a la empresa, me resigné y seguí trabajando.

De pronto vi a tres ingenieros tratando de ordenar una pizza, en serio, primero de forma individual y al fracasar decidieron unir fuerzas, lo intentaron por teléfono, computadora y celular, no exagero, de verdad, simplemente no lograban ordenar una pizza, que si la dirección, que si las referencias, que si esto o aquello, al final más de una pizzería les dijo que no entraban a esa zona. El show duró casi una hora, yo me estaba aguantando la risa,  sus caras de impotencia eran tremendas. ¿En serio nunca habían pedido una pizza? Los vi buscando números por internet, los vi bajando apps, los vi suplicándole por teléfono al de la pizzería, a todo eso era imposible no decirles: ánimo. Como al final ya no pude soportar la comedia salí a fumar un cigarro para reírme a gusto y proveché para ordenar la pizza por celular, regresé para seguir viendo aquella escena que de tan estúpida era imposible de creer, cuando estaban comenzando a analizar la opción de mejor ir por ella el poli de la entrada fue por mí para avisar que el repartidor ya había llegado y antes de que pudiera pedirles su parte los tres ya estaban saliendo para ver que fuera cierto.

No recuerdo una pizza como aquella, se tomaron hasta fotos, cuando el Ingeniero Ánimo fue a preguntar qué tal había salido la actividad los tres sonrieron, ninguno comentó nada, lo cual ayudo para que el ánimo agilizara mi despido.

Esos tres ingenieros son los idiotas más tiernos con los que he tenido que trabajar y con los que después de ese día llegue hasta convivir sin tanto fastidio, al final la actividad del Ánimo no fue tan mala. Por petición de los tres esa fue la única comida juntos, confieso que me hubiera agradado otra.