30 de noviembre de 2014

HACE YA UN AÑO

Ya había pasado la publicación que hizo Editorial Dunken en “Letras del Face” de uno de los poemas del Wonder Woman, también ya se había logrado el proyecto que Manuel Betanzos impulsó para publicar en PDF el poemario completo y subirlo a la red para  que a quien le interesara lo pudiera descargar de manera gratuita, el cual pensamos (yo estaba bastante seguro) nadie iba a querer descargar, ¡Y puf! Tremenda sorpresa cuando comenzaron a caer los inbox y correos de quienes decían haberlo leído, y ¡más puf! cuando algunas generosas argentinas enviaron lo que viene siendo en resumidas cuentas un “maldito misógino” acompañado de fotos espectaculares.

¿Qué más podía pedir? Me curé de la chica que me había hecho mierda escribiendo algo que sonaba, o al menos se parecía un poquito, a un pequeño poemario,  además me había dado el lujo meces antes de entregárselo en mano para ver cómo lo recibía con una risita burlona, que al no hacerme nada, me comprobó ya estaba más que curado, y ahora además una editorial Argentina hacía realidad lo que en México simplemente aun no logra cuajar, más el poemario echo electrónico. No sabía que el desamor pudiera traer tantas alegrías.

Pero a principio de noviembre del 2013 Liz Vargas me propuso de la nada “¿Y si lo imprimimos, en papel, publicarlo en físico?” Obviamente me empecé a reír  ¿qué otra repuesta podía darle a tan disparatada pregunta?  Le expliqué incluso que si lo que quería era hacer negocio con eso ni a patadas se iba a poder ¿de cuándo aquí las letras eran rentables? Y nada… simplemente esa misma noche creo que comenzó a trabajar en los archivos para la impresión y poder hacer la presentación en una feria del libro que se iba a hacer el 30 de noviembre, la cual estaba organizando junto con Dantana Rock.  No lo creía…

Así, mientras Liz se ocupaba de llevar a papel algo que empezó como silencios que gritaban ni sueñes que puedo quererte, y terminó siendo un algo incomprensible para mí, yo me ocupaba en garabatear cómo presentarlo. Leí y leí y releí una y otra vez el poemario y… me di cuenta que ahí no había poemas sino retratos de una chica que se hizo un personaje en mi vida, algunas fotos eran borrosas, otras abstractas, unas más eran tan malditamente fidedignas que hasta me reprochaba el haberlas vivido,  e incluso encontré con que al menos un par eran prácticamente selfies de ella sólo que mis letritas terminaron haciendo de obturador, no había ni hay mérito de creación en ese par de textos, no hice nada, simplemente tomé sus palabras, su filosofía de vida y las plasmé, eran ella.

Al final, después de darle mil vueltas al asunto no pude mas que recordar cómo y porqué había nacido cada texto, y terminé maldiciendo aquel amanecer que nos encontró besándonos “Tuxtepec fue un error peor que haberte conocido…” Ya no podía escribir más sobre ella, ya lo había vomitado todo… ¿todo? Logré dejar en ese poemario parte de la historia que viví con una mujer con la que me hubiera encantado compartir todos los cigarros y cafés de mi vida, dándome cuenta hasta el final que antes de que eso pudiera llegar a  ocurrir ella prefería dejar de fumar.

Entonces entre topes contra la pared y risas marca qué idiota fui de pronto llegó el día de la presentación encontrándome sólo con garabatos y recuerdos, y aunque una feria del libro jamás será un lugar concurrido ese día tuve la suerte de ver que los asientos de la presentación estaban ocupados en su mayoría por amigos. Así que en vez de leer lo que había “preparado” decidí contarles parte de la historia y leer dos o tres poemitas.

Eso fue hace ya un año, cuando estábamos haciendo el PDF Manuel me dijo “escribiste un poemario para olvidar algo que tenías que olvidar, ahora todos los días lo ves y no lo puedes olvidar, pero ya no te hace daño”. Supongo que tiene razón, porque ahora que abro mi cara libro y veo las fotos del Wonder, o veo y releo alguno de los textos sólo me sonrío como el idiota que soy, y me pongo tan contento que hasta  me da por extrañar un poquito a aquella  Mujer Maravilla y simplemente me quedo con las ganas de verla otra vez para poderle dar las gracias de todo esto que me dejó.

Que ingenuo y pretensioso fui, a cambio de nada  me regaló tanto y yo todavía quería que, a cambio del mío, me regalara su corazón. 




El "poemario" aun seguirá un rato por estos lares: