Digamos, por
decir algo
Que cambie la
estrategia
No dejé de
ser sincero
Contigo se
fueron los te quiero.
Así comencé a
buscar a las qué importa
Y sin pagar
un peso
Caí en las
piernas de esas que tú llamabas
“Adivina mi
oficio”
Musas baratas
con nalgas tan caras
(por mucho,
menos costosas que tus labios)
Noches de
ocasión con faldas en el piso.
No buscaba
nada
Quizá,
después de la primera
Sólo cama.
No buscaba
curarme ¿de qué?
Si ya todo lo
había escrito, todo…
Era sólo
cambiar de aires
Probar otros
mares.
Así descubrí
que aunque saladas
Había caderas
que no fingían la búsqueda de un corazón.
Ni de coña me
mal entiendas
No me volví
del club de los Don Juanes
Fue más bien
que tus tantos no y ese adiós
Me enseñó a
disfrazarme de
Hola ¿cómo estás?
Pobre de ti tienes razón…
Que
buenas estas, ya perdonarás
Te
invito otra copa, en mi habitación.
Me regalaste
poesía y poemas
Y quién lo
iba a decir
Todo un
arsenal
Que todavía
no acabo de entender cómo usar.
Jamás, ni mis
sueños más eróticos
Hubiera
imaginado que tantos no y ese adiós
Me regalara
tantas lunas de miel
Nunca con la
misma mujer
Apenas con
sábanas, sal que no duele.
Noches para
apenas murmurar
¿Qué importa
cuál sea el nombre?
Y sin
embargo, acabado el acto, ya para cerrar el telón
Pero aun con
el vestuario
El mismo cuya
tela tú me regalaste para hacerme este traje
Recordarte,
para sonreír un gracias sin aplausos
Luego… más
besos
Llámame luego
No te quiero.