6 de junio de 2015

COME MIERDA

Supongamos que tienes hambre y “alguien” (“alguien” vamos a decir que pudiera ser un ente extraño y/o amorfo mal llamado Estado) llega y te ofrece (por no decir: obliga) a que escojas, para alimentarte y saciar el hambre, entre seis o más platos de mierda. Mi estimado, mi estimada, ese “alguien” no quiere alimentarte, ni está preocupado por ti y mucho menos le interesa, ni remotamente, ayudarte de manera alguna, simplemente está interesado en que consumas un plato de mierda, el que tú quieras, y en que no reclames el envenenamiento ni la enfermedad que te provocará comerlo: fue tú decisión, él te dio a elegir, no te obligó.

En México básicamente eso es Votar: escoger qué plato de mierda te comerás. Y es tan importante, para ese “alguien” (en común acuerdo con toda la escoria), el que tú escojas, que en vez de destinar los recursos económicos a alimentos de verdad, a sueldos dignos y Educación, prefiere usar ese dinero en campañas que te obligan a elegir uno de esos fétidos y mortales platos, campañas que te hacen creer que elegir comerte un plato de mierda es tu responsabilidad y obligación ciudadana, campañas que condenan y satanizan a los que están hartos de elegir comer mierda.

¿Qué pasaría, mi estimado, mi estimada, si en verdad eligieras, si decidieras dejar a ese “alguien” comerse todos los platos que elección tras elección te obliga a comerte?

No hay comentarios: