30 de octubre de 2016

TRES FORMAS DE CÓMO PUEDE ESCRIBIRSE UN ENSAYO



INSTRUCTIVO 1

Tenga suficientes condones a la mano, tequila, cigarros, y una mujer hermosa desnuda a su lado, de preferencia tendida en el colchón, dispuesta a follar en cualquier momento y a soportar los trances de mal humor por los que pasará mientras usted intenta escribir, mismos lapsos que calmará con sexo y tequila.

El tequila y los cigarros son importantes, pero no tanto como la mujer. El tema y la bibliografía son lo de menos, pero la mujer (hermosa y desnuda) debe ser buena amante. Cuando las letras dejen de fluir vaya y folle. El  texto saldrá, se lo juro, y sino ¿qué importa? Usted estuvo cogiendo con una mujer hermosa, fumando y bebiendo ¿qué mierda importa un intrascendente ensayo? Uno más, tan malo como tantos otros. Procure practicar diferentes posiciones. Si el ensayo sale, no olvide poner dedicatoria, con nombre falso claro (hay que jugar al caballero de vez en cuando),  y la sugestiva referencia de que sin ella (desnuda y cogiendo) no hubiera podido terminar. Fin




INSTRUCTIVO 2

Tenga café y cigarros, asegúrese de haber leído toda la puta bibliografía días antes, vuélvala a leer e inténtela comprender, si lo logra olvídela.

Abra el procesador de textos, tenga el tema presente todo el tiempo, haga caso a las sombras bibliográficas, esas son las que valen la pena; normalmente son las que no entendió (ni entenderá). 

Conozca, entre otras, la citación Europea, Chicago, y APA (sí, la puta APA) aunque no la entienda y todos la entiendan como se les antoje, o peor, según interpretaron la última edición. Cuando vaya en la segunda hoja dese cuenta que no tiene idea de cómo citar, vaya y pregunte,  googlee. Quedará igual de confundido, continué escribiendo. 

Redacte y borre, redacte, lea y borre, redacte, relea y borre nuevamente. Guarde, siempre guarde, guarde todo el tiempo, si por azares del destino o benevolencia divina usted logra escribir dos renglones que valgan la pena y no ha guardado seguro que ahí fallará el ordenador, el  programa se pasmará y la computadora se apagará o hasta se incendiará, perderá su ensayo y posiblemente su disco duro, por eso siempre guarde, a cada segundo, a cada palabra. Borre, y redacte. 

Vuelva a repasar su bibliografía, las notas hechas al margen. ¿De quién será ese número que anoto ahí? ¿O se lo anotaron? Intente llamar, si contesta un hombre cuelgue y bloquee el número, no vaya a ser… 

Redacte, intente escribir. ¿No le sale? Vaya, nuevamente, a los libros de quienes sí saben y pueden escribir, trate de robarles alguna idea para continuar (o empezar), su talento para escribir ensayos es tan escaso que igual no se notará, seguro que jode la idea del autor (que si sabía redactar algo más que ensayos). 

Resígnese y escriba lo que su pequeña cabeza le permita, no olvide citar, en realidad las citas lo sacarán a flote, recuerde: tiene café y cigarros, tómelo cargado y fume a cada párrafo.

Después de que crea que ha escrito diez cuartillas relea y dese cuenta que apenas lleva una ¿vale la pena? Mejor no se haga esa pregunta y déjela ahí, guarde.

Seguramente los cigarros se ha terminado y el café se ha enfriado, pero es como el sexo, no importa que sea con amor, tómeselo y  ponga más. Escriba, borre, llore, prenda otro cigarro, vaya por el café caliente, no hay amor, ni sexo, ni ensayo, seamos sinceros, eso que ha escrito no puede llamársele ensayo, recuerde a Paz y siéntase miserable, quémese la lengua en el primer sorbo y continúe escribiendo, inténtelo al menos. 

Relea, borre, escriba, relea, borre, borre, escriba, deje de borrar y resígnese ¿Ha armado  un rompecabezas de mil piezas pequeñas? Si no, lástima, ahora le vendría bien haberlo hecho, hilvane las partes,  cite (de la forma que pueda) y ponga parches.

Relea, ya no borre, revise la ortografía y ponga más citas. Lo que sea que tenga está bien ¿en verdad cree que alguien lo va a leer? Vaya por más café, luego meta interlineado doble y una fuente lo suficientemente noble para que parezca que ha escrito más de tres folios. Prenda un cigarro, puede llorar, seguro que el café se enfrío  nuevamente.




INSTRUCTIVO 3

No hay forma de salir vivo, búrlese de la muerte y escriba, es un acto suicida, no importa que tan bien lo haga, no saldrá vivo, quiero decir, no sabe escribir pero igual déjese la sangre ahí. ¿Citas? Sólo con mujeres,  si hay tiempo quedaran para el final, será una burla linda, tierna, igual que las mujeres.

Ensayo, teatro, poesía, cartas, un jodido whats, al final son letras, hay que construir calles con grafos, no hay más, de preferencia no las pavimente mucho, la urbanidad no cabe en las letras, deje la calle empedrada o en terracería, o vaya al extremo y marque con confusas flechas de colores la dirección de una calle inexistente. Si alguien llega a leerlo lo mejor que puede pasar no es que lo entiendan sino que le recuerden “por algo”, atrévase a ser lo suficientemente malo.

Sin café y cigarros es imposible escribir, quizá logre redactar su nombre, pero no más. Tiene que estar abrumado, a punto de vomitar a gritos, cállese y escriba, fume, maldiga, blasfeme, borre, reescriba, maldiga nuevamente, frústrese y escriba otra vez. 

Título, inicio o introducción, cuerpo, conclusiones, cuidar todo el tiempo el estilo ¿es enserio? Está escribiendo, no operando. Cáguese en la racionalidad y saque aquello. No importa sino queda, darse cuenta del fracaso es siempre reconfortante, abráselo y deje las letras a un lado, o, si en verdad tiene ganas de arrojarse a las vías del metro permita que sea el fracaso quien escriba, dele café, mucho café, y por ningún motivo le cuente los cigarros, el fracaso escribe bien si se le escucha, no lo menosprecie, acompáñelo de soledad, ya verá.


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