4 de agosto de 2011

POSDATA


-          Lo último que supe de ti, es que habías muerto. Lamento no poder decirte
     más, pero seguramente podrás encontrarte en tu tumba.

Saqué papel y lápiz, tracé un croquis muy burdo pero entendí cómo llegar.


-          Toca, sino abres pronto probablemente estés en el baño, espera a que salgas. Lleva saludos de mi parte, hace tiempo que no sé de ti.

-          Con mucho gusto y gracias.

-          No hay de qué, que tengas suerte, nunca fue fácil encontrarte.

Simplemente quería encontrarme una vez más, no venía por otra cosa, había abandonado Ningún Lugar para saludarme, platicar, desvelarme y reírme de todas las cosas absurdas, prosaicas y sin sentido: la vida, del hombre, el  bien y el mal.

Cuando llegué al lugar que buscaba llamé y después de varios intentos, por fin salí.

-          ¡Hola! Pasa, cierra la puerta.

-          ¿Cómo has estado?

-          Desde que morí todo ha mejorando. ¿Y tú?

-          No puedo quejarme, además sabes que yo no puedo morir.

-          Es una lástima. ¿Qué te parece mi tumba?

-          Es acogedora.

-          Ven vamos al patio, el jardín trasero me gusta mucho, siempre hay luna llena.

-          Vamos. ¿Y... dime, no has pensado en resucitar?

-          ¿Para qué? Además ahora que soy inmortal quien sabe como lo tomaría la gente.

No hay comentarios: