9 de agosto de 2011

SON LAS OCHENTA Y TRES HORAS


SON LAS OCHENTA Y TRES HORAS, ciento cinco minutos, de la hora del limbo, del día sin  nombre y  del año sin época.


No he podido conciliar a lo que los mortales llaman sueño. Esto me comienza a preocupar puesto que nunca antes había sentido lo que ahora estoy sintiendo. Incluso he comenzado a pensar y eso es muy extraño.

Me hago preguntas lógicas como: ¿seguiré muerto o habré comenzado a vivir?

Y  mi preocupación aumenta cuando por  respuesta llega tu nombre.

No hay comentarios: