SOÑÉ QUE LOS DIOSES RECLAMABAN MI CABEZA,
yo gustoso apoyaba el cuello
sobre el tronco de un árbol seco en el jardín de Zeus,
Afrodita llegaba riendo feliz y desnuda
con un hacha entre las piernas para darme vida eterna.
Cuando desperté estaba envuelto entre sabanas,
a lado de mí había un cadáver abrazándome fuertemente,
tan fuerte, que basto besarlo para que me dejara dormir otra vez.
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